Sobre las cataratas espirituales

Norbert Lieth

“Para ver milagros no necesitamos cuentos de hadas, sino ojos que observen y un corazón que comprenda”, dijo en una ocasión el teólogo alemán Jörg Zink.

Escribo este artículo unas horas después de que me quitaran la venda tras una operación ocular de cataratas. Antes de eso, mi vista había ido empeorando cada vez más. Necesitaba lentes de lectura más potentes, lo veía todo borroso, sobre todo de lejos, y apenas podía reconocer algo en la oscuridad. 

Cuando me quitaron el vendaje, volví a ver las cosas con claridad, distinguía mejor los contornos y los colores y, sobre todo, ya no necesitaba lentes para ver de lejos. Fue un verdadero suspiro de alivio, asombro y agradecimiento. 

A veces me parece que los cristianos sufrimos de cataratas espirituales. Ya no tenemos ojo para “ver” las verdades bíblicas y las promesas que nos son dadas para el futuro. Somos miopes, solo vemos lo que está inmediatamente delante de nosotros, las cosas cotidianas, que por supuesto tienen su importancia; sin embargo, perdemos la perspectiva que ofrece la profecía bíblica. 

Un predicador me dijo hace poco que, en promedio, encontramos declaraciones proféticas y menciones del regreso de Jesús en cada capítulo del Nuevo Testamento. Pero son pocos los círculos cristianos donde se destaca la profecía bíblica, a pesar de su creciente actualidad. Esto no pretende ser un reproche, pues cada iglesia tiene su enfoque, sus dones y sus tareas específicas y justificadas. Pero una enseñanza equilibrada de todo el consejo de Dios implicaría también la así llamada escatología, la doctrina de las cosas finales.

Leí la siguiente afirmación, que me pareció muy interesante: “Cuando la Iglesia de Jesús descuida el importante tema de la escatología, se limita a una visión de sí misma. Sin embargo, solo a través de una visión hacia afuera, con el foco en la venida del Señor Jesús, la Iglesia podrá cumplir con su verdadera tarea”.

El que lee o escucha las noticias, se entera de cosas que Dios dijo ayer en la Biblia. Y el que lee o escucha la Biblia, aprende cosas que se dirán en las noticias mañana.

Es como dice el apóstol Pedro: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pe. 1:19). Esto significa:

La palabra profética de la Biblia es verdadera y confiable;

No hacemos bien cuando no estamos atentos a ella; sino al contrario: hacemos bien en prestar toda nuestra atención a ella;

La profecía de la Biblia nos permite orientarnos y alumbra nuestro camino;

Tenemos que prestarle atención hasta que el Señor Jesús vuelva;

Y la palabra profética debe alumbrar nuestros corazones, de manera que nos quite las “cataratas” espirituales.

Por eso, tomemos a pecho también nosotros lo que dice Jesús: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lc. 21:28).

¡Maranatha —ven, Señor nuestro!

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