¿Qué significa el nombre Palestina?
La opinión general es que el nombre Palestina procede de los filisteos y significa algo así como “tierra filistea”. El emperador Adriano habría dado al país el nombre de Palestina en el año 135 d.C., tras la segunda revuelta judía, para que el país dejara de llamarse Israel. La pregunta ahora es: ¿es correcta esta suposición?
Primera aparición del nombre Palestina
En el siglo V a.C., el historiador griego Heródoto llamó Siria Palestina a la tierra situada entre Fenicia, al norte, y Egipto, al sur. En la Biblia hebrea, la tierra de los filisteos se llama Pelashet, y su extensión geográfica en la franja costera meridional del país está claramente definida. En la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento (que se escribió hacia el año 200 a.C.), el pueblo de los filisteos se tradujo significativamente no como palaistinoi (“filisteos” en griego), sino como philistiim, una transliteración del hebreo. ¿Por qué no utilizaron palaistinoi, si existía este nombre para los filisteos?
Heródoto describió a los habitantes de Palestina como circuncidados, lo que es correcto para los israelitas, pero claramente no se aplica a los filisteos.
Cien años después de Heródoto, Aristóteles también describe Palestina y menciona el mar Muerto. Sin embargo, el territorio de los filisteos estaba muy lejos del mar Muerto.
Los escribas romanos posteriores también utilizaron el nombre de Palestina para el territorio y mencionaron que los habitantes de ese lugar guardan el sábado, lo que se aplica a los judíos, pero no a los
filisteos.
Estas y otras incoherencias históricas llevaron a David Jacobson, de la Universidad de Londres, a cuestionar la visión tradicional del nombre Palestina.
Israel en la Biblia
El nombre de Israel le fue dado a Jacob por Dios mismo, cuando el patriarca luchó con el Señor: “Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel (esto es, El que lucha con Dios); porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Génesis 32:28). A partir de entonces, los descendientes de Jacob fueron llamados “pueblo de Israel”. Cuando Israel habitó esos territorios, el nombre se transfirió también al país.
Cuando el reino de Israel se dividió en Judea e Israel después de Salomón, se siguió utilizando el nombre de Israel para toda la nación. Sin embargo, para diferenciar geográficamente a las dos partes, el nombre “Judá” comenzó a usarse para el reino del sur.
Tras la expulsión de las diez tribus del reino del norte, Israel, por Senaquerib, el nombre “Israel” fue desapareciendo gradualmente como nombre de esas tierras. Clara prueba de ello es el término “judíos”, que se convirtió en el nombre de todo el pueblo y de su religión. El nombre de Israel solo resurgió cuando se fundó el moderno Estado de Israel, pero significativamente, “judío” sigue siendo el término general para el pueblo y su religión, incluso para aquellos que no viven en el país.
Griego como lengua predominante
Con las conquistas de Alejandro Magno, la tierra de Israel quedó bajo influencia helenística en el año 332 a.C., y el griego adquirió cada vez más importancia como lengua comercial, sobre todo más tarde en la parte oriental del Imperio Romano y, por lo tanto, también en la tierra de Israel. El hecho de que el Nuevo Testamento se escribiera en griego es una clara prueba de ello.
A los griegos les encantaba averiguar acerca del significado de los nombres de los pueblos extranjeros. Debe haber sido de gran interés para ellos aprender que el nombre de Israel se derivaba del patriarca Jacob, que había luchado con Jehová y a quien el Señor mismo rebautizó con este nombre, que significa “El que lucha con Dios”. Esta historia debió de impresionar mucho a los griegos, destacándose entre las sagas de su mitología.
Ahora: ¿qué significa “luchador” en griego antiguo? La respuesta es sorprendente: palaistes, que suena muy parecido a Palestina y palestino. Esta sorprendente similitud sonora sugiere que el nombre Palestina posiblemente no tenga nada que ver con los filisteos, sino con la palabra griega palaistes, que significa luchador, porque Jacob luchó con Dios.
A los griegos también les gustaba dar a los países extranjeros nombres griegos propios que fueran comprensibles en su lengua. “Fenicia” y “Egipto”, por ejemplo, se derivan de nombres dados por los griegos a estos países. (Probablemente solo unos pocos sepan que Egipto se llamaba Kemet en la lengua nacional original, lo que significa “Tierra Negra”, en contraste con la arena clara del desierto).
El declive de la lengua hebrea
Con la revuelta judía contra los romanos y la destrucción del Templo y la ciudad de Jerusalén en el año 70 d.C., el judaísmo perdió importancia en el país, y con él, la lengua hebrea.
Tras la segunda revuelta de los judíos contra los romanos en los años 132 a 135, que terminó de forma devastadora para los judíos, el idioma hebreo dejó lugar al griego. Lógicamente, el país dejó de llamarse Judea, y mucho menos se le decía Israel, nombre que había caído en desuso.
La lengua griega era ahora la predominante, por lo que el país pasó a llamarse oficialmente Palestina, que había sido durante mucho tiempo su nombre griego. Así se mantuvo hasta la fundación del moderno Estado de Israel.
La teoría de que el nombre de Palestina procede de los filisteos no puede ser correcta, porque los filisteos, al igual que las diez tribus de Israel, fueron deportados por los asirios en el siglo VI a. C., y la memoria histórica de los filisteos se había perdido ya antes de la era romana.
Jerusalén pasa a llamarse Aelia Capitolina
La ciudad de Jerusalén no fue completamente destruida tras la primera revuelta. Pero después la segunda revuelta, en el año 135, los romanos decidieron ser radicales. Destruyeron por completo todo lo que quedaba y todo lo que recordara al judaísmo, incluidos los restos del templo, del cual, como se supone, seguían existiendo las ruinas. Luego reconstruyeron a Jerusalén como ciudad romana.
Todo esto ocurrió bajo el emperador Adriano, cuyo nombre completo era Publius Aelius Hadrianus. Llamó a la ciudad Colonia Aelia Capitolina, en honor a su nombre y a la colina Capitolina de Roma, donde se rendía culto a los dioses romanos. A partir de entonces, la ciudad se llamó simplemente Aelia, porque el nombre completo era demasiado largo. Así permaneció hasta el año 325 d.C., cuando la ciudad de Jerusalén fue cristianizada bajo el emperador Constantino el Grande y se convirtió así en la santa Jerusalén para los cristianos.
El cambio del nombre de la ciudad de Jerusalén a Colonia Aelia Capitolina por el emperador Adriano es un hecho histórico. Sin embargo, el supuesto cambio del nombre del país por Adriano de Israel a Palestina, que significaría tierra filistea, es, ahora que conocemos más hechos históricos, una suposición históricamente infundada.
El desconocido significado del nombre Palestina
En nuestro lenguaje diario utilizamos palabras griegas sin darnos de su origen o de lo que significaban originalmente. Evidentemente, este es también el caso del nombre Palestina. Además, suena bien, es bonito y se sigue utilizando hoy en día en léxicos bíblicos y obras teológicas. Pero el nombre Palestina ha adquirido hoy una mala connotación debido al conflicto palestino-israelí. Por lo tanto, en un contexto bíblico y teológico, sería mejor llamar al país por el nombre de Israel, como también se le llama en la Biblia, sobre todo porque el nombre Palestina nunca aparece allí.