La votación sobre Jerusalén en la Asamblea General

Fredi Winkler

La votación sobre Jerusalén en la Asamblea General de las Naciones Unidas mostró una vez más que Jerusalén es una piedra pesada para todos los pueblos, tal como lo dice la Biblia. En ella se dividen las opiniones. La votación no cambió en nada el hecho de que Jerusalén es la capital del Estado de Israel desde su fundación en 1948. Todos los jefes de Estado que viajaron a Israel hicieron su visita de honor a Jerusalén y no a Tel-Aviv, por ejemplo. Asimismo, la sede del gobierno y el parlamento se encuentran en Jerusalén. Sin embargo, en la votación muchas naciones no tuvieron el valor de jugarse por esta realidad que ya existe hace casi setenta años, sino que se doblegaron ante el dictado de una ilusión. Por eso, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, llamó la ONU una “casa de mentiras” y un teatro absurdo.

De los 193 Estados miembros, salvo EE.UU. e Israel, solamente siete Estados de menor peso político votaron en contra de la resolución de la ONU, que condena a EE.UU. por el anuncio de un futuro traslado de su embajada de Tel-Aviv a la capital Jerusalén. Aunque este resultado se ve como una gran derrota para EE.UU. e Israel, el diario israelí Jerusalem Post publicó un artículo bajo el título: “Votación de la ONU sobre Jerusalén – un éxito rotundo”. Micah Halpern escribe allí: “No debemos concentrarnos en los 128 que condenaron a EE.UU., sino en los 65 que votaron en contra de la condena, se abstuvieron de votar o quedaron ausentes el día de la votación”. Con este resultado, los EE.UU. y Jerusalén obtuvieron un considerable tercio de los votos a su favor. Nikki Haley, embajadora norteamericana en la ONU, reiteró después de la votación la advertencia de que EE.UU. recordaría este día en el cual fue atacado y ofendido en la Asamblea General de la ONU. Dijo que su país trasladaría su embajada a Jerusalén porque esta era la voluntad del pueblo estadounidense, y la votación de la Asamblea no cambaría en nada esta decisión y no haría ninguna diferencia. Sin embargo, sí haría una diferencia en la manera en la que el pueblo estadounidense vería a partir de ahora a la ONU y cómo EE.UU. consideraría en el futuro a los Estados que en esa ocasión le faltaron respeto.

Jair Lapid, presidente del partido Yesh Atid, dijo al respecto: “Hoy, la ONU perdió su dignidad. Jerusalén es la capital de Israel y siempre lo será, y ninguna votación hipócrita de la ONU podrá cambiar este hecho”. Tildó de tragedia el hecho de que la mayoría de los aliados europeos de Israel cedieran a la presión y se pusieran del lado de los que apoyan el terrorismo y los genocidios, en lugar de ponerse del lado de la única democracia en el Medio Oriente.

Sin embargo, llama la atención que ninguno de los países árabes (como por ejemplo Egipto y Arabia Saudita) usaran la plataforma para atacar a Israel, salvo Yemen y Siria. Esto muestra que probablemente no apoyaban al cien por ciento la idea que se propagó. Pero Yemen, Siria, Irán, Venezuela, Bangladesh y otros más, todos con graves crisis internas, aprovecharon la oportunidad y atacaron a Israel desde el púlpito, declarando al país y a Jerusalén como el verdadero problema en este mundo, lo cual es increíble e inaceptable.

Desde el punto de vista bíblico, la votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas fue un acontecimiento visible de lo que está pasando en el mundo invisible, es decir, de la lucha por la ciudad que Dios eligió para Él. Se trata de la decisión de si es verdad lo que dice la Biblia sobre Jerusalén, o al contrario si es cierto lo que dice el Islam acerca de Jerusalén.

En Zacarías 2:11-12, leemos al respecto: “Y se unirán muchas naciones al SEÑOR aquel día, y serán mi pueblo. Entonces habitaré en medio de ti, y sabrás que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a ti. Y el SEÑOR poseerá a Judá, su porción en la tierra santa, y escogerá de nuevo a Jerusalén” (LBLA).

Hoy en día todos debemos preguntarnos: mi nación, ¿está del lado del Señor de los ejércitos o no? Dios el Señor hizo Su elección hace mucho tiempo. Es la ciudad de Jerusalén donde Dios, en Jesucristo, quitó el pecado del mundo. Y Dios elegirá de nuevo a Jerusalén, como dice el versículo. En consideración de los tremendos sucesos que se están acercando, ¿estamos nosotros del lado del Señor?

Tengo certeza de que Dios llegará a la meta que Él se ha propuesto, independientemente de si lo quieren o no aceptar las naciones.

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