La respuesta pública a un acto sangriento revela el odio a los cristianos en Estados Unidos

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En Estados Unidos, Audrey Hale, una mujer joven que se identificó como hombre, asesinó a tres niños y tres profesores en una escuela primaria cristiana de Nashville. La reacción de la opinión pública progresista fue escandalosa, y la periodista cristiana Megan Basham escribió en Twitter: “No me enorgullece admitir que estoy luchando contra las lágrimas cuando veo la forma horrible, en que los medios de comunicación están retratando este hecho: quienes asesinan a cristianos y amenazan esas vidas, son las víctimas. Las víctimas cristianas no se merecían otra cosa. Sabía que nos odian. Pero no sabía hasta qué punto”. Por ejemplo, Mike Wise, comentarista del Washington Post, agradeció a un usuario de Twitter que dijera, que podía entender la ira de Hale contra una institución intolerante que adoctrina a sus hijos con la religión, aunque, por supuesto, no aprobara el acto. Menos sutil fue Josselyn Berry, secretaria de prensa del Gobernador de Arizona. Publicó una foto de una mujer con dos pistolas desenfundadas (de una película de gángsteres) tras el crimen, escribiendo: “Esos somos noso­tros, cuando vemos transfóbicos”. Como consecuencia, tuvo que renunciar.

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