
La muerte de un genio y la vida del Redentor
Un genio mundialmente conocido y muy estimado ha fallecido. Su influencia en este mundo fue grande y aún así se desvanece ante la influencia que tuvo y tiene Jesucristo –algunos pensamientos.
Stephen William Hawking llegó a tener 76 años de edad, y era uno de los personajes más famosos y apreciados de nuestro siglo. El astrofísico británico era considerado como el Einstein de nuestro tiempo, sus teorías eran estimadas y defendidas. Como doctor y profesor de la física de gravitación, él trabajaba, entre otros, en la famosa Universidad de Cambridge. Hawking estuvo casado dos veces y tiene tres hijos con su primera esposa.
Hawking abogaba por el surgimiento de un universo de la nada, donde un Creador no tiene lugar. Su libro Breve historia del tiempo llegó a ser un éxito de venta con edición de millones de ejemplares. Sus teorías ejercieron influencia en incontables personas, entre ellos jefes de estado, estudiantes, científicos e incluso el Papa. Protesta frente a las teorías de Hawkings, no obstante, hubo de parte del profesor británico de matemática en la Universidad de Oxford, John Lennox. Él considera que la argumentación de Hawkings sobre un no-creador es ilógica. Lennox, un cristiano conocido, redactó una refutación extensa a las tesis de Hawkings en el diario británico Daily Mail, diciendo que el físico sucumbía a una serie de malentendidos elementales.
Lennox provee de un ejemplo ilustrativo para su parecer: “Si él [Hawking] nos llama a decidirnos entre Dios y las leyes de la física, eso es como si alguien quiere que uno se decida entre el ingeniero de aviación Sir Frank Whittle y las leyes de la física para explicar cómo funciona una turbina de avión. Él confunde aquí las categorías. Las leyes de la física pueden explicar cómo funciona una turbina de avión, pero alguien la debe construir, llenar con combustible y encender. El avión no pudo ser construido por sí mismo sin las leyes de la física, sino que el desarrollo y la construcción de esta turbina necesitaban del ingenio de un hombre como Whittle. Del mismo modo, las leyes de la física no podían crear el universo”.
Jesús fue un personaje extraordinario que, lo que Él decía, también lo vivía. El historiador y médico Lucas escribe sobre Él: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar” (Hch 1:1).
Un día leí un adhesivo con la frase: “Los cristianos pueden desilusionar –Cristo nunca”, y otro con las palabras: “Los señores de este mundo van, Jesucristo viene”. Y de hecho, la mayoría de los personajes importantes se desvanecen con el tiempo, teorías caen en desuso, conocimientos científicos se desarrollan. Jesús no ha perdido nada de Su popularidad; Él llena la mayoría de los estantes de libros de este mundo, Él ha dicho y hecho cosas que han movido el mundo, y Él ha creado cambios de los que solo se podía soñar. Jesucristo nos trajo un conocimiento sobre Dios y la creación que eclipsa todo. Millones de vidas humanas han sido cambiadas de manera sostenible por la fe en Jesucristo; y estos a su vez, partiendo del Espíritu de Jesús, se han encargado de hacer grandes cambios positivos. Cristo nos ha trasmitido revelaciones que van más allá del universo, hasta llegar a la eternidad de Dios. Él no presentó Sus aseveraciones como teorías, sino como verdad absoluta.
“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis… al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hch. 2:22,24). “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos” (Hch. 10:42).
Hawking falleció, sin lugar a dudas, un gran genio, pero Jesús vive y es más grande que todo. Hawking tuvo muchas teorías y enseñó muchas cosas importantes, pero en cuanto a Dios, aparentemente no tenía seguridad. En las enseñanzas de Jesús nunca apareció una inseguridad; Su doctrina fue siempre clara y desafiante, y Su recomendación a nosotros es: “Tened fe en Dios” (Mr. 11:22).