
La interiorización de la discriminación
Aunque las mujeres occidentales posiblemente nunca han estado tan bien como hoy, escribe el teólogo Ron Kubsch, constantemente se les encuentran “nuevas discriminaciones”. A este respecto, un comentarista estadounidense sacó a colación la imagen de un ama de casa de Nueva York, muy satisfecha con su vida, que en una ocasión asistió a un grupo de debates feministas y luego dijo asombrada que nunca se había imaginado lo oprimida e infeliz que ella era en realidad. En un comentario para el diario Neue Zürcher Zeitung, Birgit Schmid hace una observación similar: “La narrativa de la constante dominación masculina ofrece identificación, uno se convierte en parte de una comunidad luchadora. El hecho de que solo hay que oír algo con la suficiente frecuencia para acabar creyéndolo, queda demostrado por un resultado de la muy discutida encuesta de la universidad de Zúrich: muchas estudiantes declararon que no experimentaban ninguna desventaja en la universidad a causa de su género. Sin embargo, respondieron afirmativamente a la pregunta de si se encontraban en desventaja por el hecho de ser mujer. La economista Margit Osterloh lo explica diciendo que a las mujeres se les dice constantemente que están siendo discriminadas; han interiorizado lo que nunca han experimentado”.