
El Día Internacional de Conmemoración del Holocausto
El Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, junto al 75 aniversario de la liberación de Auschwitz, en el que participaron muchos líderes políticos de todo el mundo, fue una demostración de solidaridad con Israel y el pueblo judío. Una presencia notable fue la del presidente ruso Vladimir Putin. Su delegación no solo fue la más numerosa, sino también la más llamativa. Sin embargo, la visita de Putin tenía también otros propósitos. Desde la época de los zares, la Iglesia Ortodoxa Rusa dispone de grandes posesiones en Jerusalén, por lo que el presidente de esta nación aprovechó la ocasión para discutir sobre estos derechos posesorios, los que, en parte, no son muy claros.
A instancia del presidente Putin, se había construido en Jerusalén un memorial por la victoria sobre los nazis en Stalingrado, por lo que el mandatario aprovechó su visita para conocerlo e inaugurarlo. También visitó Belén, donde se reunió con el presidente palestino Abás, un encuentro con un gran significado simbólico.
Es probable que no haya sido casualidad que el plan del presidente Trump para la creación de un Estado palestino –y por lo tanto, un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos– se haya publicado un día después de la conmemoración del Holocausto. El antisemitismo mundial va en aumento, también en Estados Unidos –sobre todo en sus universidades–. El destino de los refugiados palestinos a causa de la fundación del Estado de Israel y el posterior conflicto israelí-palestino ha sido hasta hoy la gran razón de la militancia antisionista. El “deal of the century” (el “acuerdo del siglo”), por el cual los palestinos recibirían su propio Estado y una vasta ayuda financiera para salir de su condición en parte subdesarrollada, intenta acallar las fuertes acusaciones contra Israel, entre ellas la de no ser mejores que los nazis.
Desde su fundación, Israel ha luchado por su sobrevivencia contra enemigos más fuertes que él. Hoy, sin embargo, el Estado israelí está en condiciones de asumir el riesgo de un Estado palestino limítrofe, aunque no sin la generosa ayuda de los Estados Unidos.
Además, en los últimos diez años, ha habido un cambio en Medio Oriente que resulta decisivo. Antes, todo el mundo árabe e islámico estaba unido contra Israel, pero desde las revoluciones de la llamada Primavera Árabe, la guerra contra el Estado Islámico en Siria y el conflicto de la nación chiita de Irán contra los Estados árabes sunitas, han dejado a Irán, principal enemigo de Israel, cada vez más aislado. Muchos Estados árabes comprenden mejor la situación de Israel, pues ellos mismos se sienten amenazados por Irán. Como consecuencia, los palestinos reciben cada vez menos apoyo de parte de los países árabes y del mundo en general. Por esta razón, no podemos dejar de lado la posibilidad de que incluso la ue termine apoyando el “acuerdo del siglo”, lo que influiría en la aceptación de la propuesta de parte de los palestinos.
Si el acuerdo fuese exitoso, el mérito no sería tan solo del presidente Trump, sino también de su yerno Jared Kushner, del embajador estadounidense en Israel, David Friedman, del equipo colaborador y por último de Benjamín Netanyahu, que siempre dijo estar a favor de un Estado palestino –ahora sabemos a qué se refería–.
Por otro lado, para muchos amigos de Israel que opinan que el territorio que Dios prometió a Su pueblo es indivisible –promesa que se cumplirá en el futuro reino mesiánico- este plan puede resultar decepcionante. Pero sabemos que Dios no comete errores.